jueves, junio 29, 2006

Ducha

-Nada sienta mejor que una buena ducha.
-Mucha gente dice eso. Tendré que probarlo.
-¿Nunca te has duchado?
-Sí. Por fuera, a diario. Pero por dentro sólo una vez. Es muy engorroso.
-Deberías hacerlo más a menudo. La gente vive poco porque se ensucia por dentro.

miércoles, junio 28, 2006

"Nótese"

Obedeció. Se palpó a sí mismo y, efectivamente, notóse todo él.

Virginidad recuperada

En un primer momento, me levanté feliz. Contento de que el dolor de espalda se hubiera quedado en las sábanas junto con la resaca arrastrada del sábado.
Pero no fué asi, cuando me levanté, no sólo noté el mismo latigazo del día anterior, si no que además, mi perro se había meado en las zapatillas; patiné y me desnuqué contra la mesa camilla regalo de mi abuela. Allí el dolor de cabeza se sumó a la resaca e hizo que me levantara dando tumbos hacia el baño. Después de vomitar la cena de por la noche, contemplé al tirar de la cadena como el wc atascado expulsaba todas esas sustancias hacia el exterior con bastante celeridad.
Entre lágrimas me miré al espejo... si, era sarampión. Jamás había sufrido enfermedades como esa, pero dicen que no entienden de edades. El olor a quemado de la colilla mal apagada sobre las sábanas comenzaba a emitir calor, y efectivamente, las llamas clausuraban la única escapatoria de mi piso de 30 metros. Ya casi impotente, y con la virginidad totalmente recuperada, pensé en ellas... intenté usar el teléfono móvil para llamar a todas mis exnovias, pidiendo auxilio por última vez. Todas me colgaron (Las dos). Llamé a mi madre; -Cariño que pasa? -batería off-
Pensé que todo estaba perdido, y que tenia que decidir si andar o no hacia la luz, pero de repente; GOOOOOOL!!!!!!!!!! España había ganado por fin el mundial de futbol.

Me desperté. Sin resaca y sin dolor de espalda.

martes, junio 27, 2006

Ahorro

Eleuteria comprobó que podía ahorrar mucho si evitaba dar su opinión, o su parecer, o la hora, o los buenos días, o las gracias.
Pero fue más allá, y descubrió sorprendida que podía ganar dinero vendiendo su opinión, o su parecer, o la hora, o los buenos días, o las gracias.
Murió sola, huraña y rica.

lunes, junio 26, 2006

¡¡Taxi!!

-Hola. Usted dirá.
-Por favor, ¿Me lleva a Reyes Católicos, nº 17?
-Allá vamos.
-Gracias. ¿Podría subirme al 2º Izquierda?
-¿Hablamos de un portal ancho, o estrecho?
-Tranquilo; el coche entra sin problemas.
-De acuerdo.
-Muy amable. Pero, ya que estamos aquí, ¿Podría dejarme en la cocina?
-Desde luego.
-¿Y hacerme un poco de café?
-¿Solo o con leche?
-Con leche. Además, después... ¿Podría arroparme en la cama, y esperar hasta mañana a las 8?
-Supongo que querrá que le acerque al trabajo...
-Exacto. Y, después, me espera y me trae a casa. Pero, por favor, no baje la bandera aun...
-Entendido. A las 8 al trabajo, y de vuelta a casa a prepararle la comida.
-Eso es. Si quiere, no hace falta que friegue, lo puede hacer por la noche. Además, esta tarde tenemos que salir pronto a mi cita con el dentista, y después llegar puntuales al cumpleaños de Rosa.
-No se preocupe, allí estará.
-¿Le he hablado ya de mi viaje a Munich?...

Han pasado ya 17 años, y Federico aún no ha bajado la bandera. Por lo que podemos concluir que Agustín es un individuo espabilado, y Federico no.

Yo sí que llego

Hola. Mi nombre es Eusebio Manuel. Tengo treinta y dos años y soy de Alcorcón. Yo sí que llego -pues me saqué una costilla a tal efecto-, pero nunca lo hago porque me parece una guarrada.

domingo, junio 25, 2006

Cara o Cruz

Cirilio andaba inquieto.
Sus temores parecían ser ciertos.
Le preocupaba el hecho de que su cara y su trasero jamás podrían distanciarse más de un metro entre ellos, y esto le provocaba opresión. Le hacía sentirse atado y claustrofóbico.
Allá donde fuera su cara, su trasero no andaría lejos.
Allí donde su trasero se sentara, su cabeza estaría siempre en algún punto cercano.
Cirilio, como todos los humanos, cargaba con su cuerpo y sus nalgas allá donde iba, sin remedio ni elección.
Cirilio siempre soñó con sentarse en la cocina de una casa rural en Masachussets mientras hablaba, cara a cara, con su abuela en Alboraia.
Cirilio dedicó toda su vida a investigar el modo de distanciar su ano de su cabeza.
Por eso, cuando le condenaron a la pena capital, Cirilio pidió como última voluntad que se le ejecutara en la guillotina.
No podría hablar con su abuela, pero no era un mal comienzo.
Ya se le ocurriría algo después.

martes, junio 20, 2006

Inmundicia

-Queridos compañeros:
La roña se nos acumula en las esquinas y el polvo se nos vuelve pelusa.
La mugre nos supera en estatura y número.
La basura se desliza por los pasillos y nos dice groserías.
En la cocina, las sobras se nos amontonan por los rincones. Y tenemos que abrir camino entre la inmundicia con una pala, para llegar al fogón.
Los bichos campan a sus anchas y roen las paredes.
El pelo y las babas de vuestras mascotas se desperdigan por los sitios donde comemos y dormimos.
No quiero morir rodeado de inmundicia.
Ojalá la roña sea parte de vosotros y acabeis siendo roña misma, y la mugre y vosotros seais uno.

Lo dijo de la forma menos polémica posible, pero sus compañeros lo lincharon y dejaron su cuerpo en medio del recibidor durante años.
(Cuando venían visitas lo apartaban discretamente con el pie).

Náuseas

Diez años más tarde...
-¡Estoy super contento! ¡Hoy me ha llegado el regalo de Abelarda por mi onomástica!
Lo ha mandado por correo . Lo ha recogido mi madre, y ya está en casa esperando...
-Y sabes ya qué es?
-Sí, sí, lo elegí yo mismo: es un mamut vivo disecado.
-¡Dios mío! ¡Socorro, voy a morirme de la envidia! ¿Puedo ir a verlo?
-No. Jamás nadie lo sabrá. Mataré a mi madre. Y después iré a por tí.

lunes, junio 19, 2006

Onomástica

-Hola. Vengo a felicitarte.
-Pero... si es el mes que viene.
-Ya, pero he decidido felicitarte por adelantado. Así que toma: los regalos de los próximos diez años y esto: felicidades, felicidades, felicidades, felicidades, felicidades, felicidades, felicidades, felicidades, felicidades y felicidades.
-¿Por qué haces todo esto?
-Para olvidarme de ti en los próximos diez años. Te odio y odio tus onomásticas.

domingo, junio 18, 2006

Grandes fazañas de Don Teodoro de Orines y Vejigo. Capítulo I

on Teodoro de Orines y Vejigo fuóse andante caballero de romos brazos y gráciles gestas que protagonizó grandes fazañas y vivióse entre julio y octubre del pasado mes.

¿Armadura túvola? ¡No!, mas sí un pijama de esparto espartano que la envidia era de todo el candado del llano.

Ya en su moza niñez, en el parvulario de caballeros facieron y desfacieron crueles bromas sobre su falta de armadura y su corta estatura (inspiración de poetas de altura).

No obstante, en su madurez, Don Teodoro de Orines y Vejigo recordóse y revengóse. Remangóse, y en el baño de caballeros fuere siempre el primero en desenvainar, moviendo a envidia y mofándose de los caballeros demás, quienes horas gastaban en la muy noble práctica de orinar y, rabiando, con mayor presión orinábanse mientras aquél íbase.

Sobre esta característica (que sin duda fuere la más destacada de Don Teodoro de Orines y Vejigo), un antiguo poema del siglo XI (previo a su nacimiento) dice así:

XXVIII

Acercóse a un pozo un día

pues ardíale la vejiga,

y quejábase del escozor

en el pozo al orinar.

El orín le daba ardor

y escocíale la orina.

Teodoro se quejaba

por la orina que orinaba.


sábado, junio 17, 2006

Aviso

Mañana se celebrará la reunión de Comunidad, a una hora indeterminada.
Se exige máxima puntualidad.
Se amputarán miembros en función del retraso.

Fdo: El jefe de escalera.

viernes, junio 16, 2006

SMS

"En este momento estoy reunido y no puedo coger el teléfono. Después te lamo"
Margarita Cerezo Camposanto, secretaria, de 26 años, en lugar de pensar que su jefe era un poco torpe al escribir mensajes por el móvil, decidió "denunciar por acoso sexual a ese bastardo degenerado".

Este banco está ocupado

<¡Ding, Dong!>
Mamá: Ramiro, hijo: ve a ver quién es.
Ramiro: ¡Voy, Mamá!
Ramiro: Hola. Buenos días.
Mamá: ¡¿Quién es, Ramiro?!
Ramiro: Es un edificio de 7 plantas, Mamá.
Mamá: ¿Y qué es lo que quiere?
Ramiro: No lo sé, aún no hemos hablado.
Mamá: ¡Ya estamos otra vez, como todas las mañanas..! ¿Tiene algún rótulo que se pueda leer?
Ramiro: Sí, en el primer piso pone: Banco Bilbao Vizcaya Argentaria Hispánico Portugués de Todos los Santos.
BBVAHPDTS: Hola, buenos días. ¡Efectivamente, ese soy yo! Verá, quería hacer un ingreso. Quiero ingresar en el hospital.
Mamá: ¡¡Pues dile que el horario de los ingresos es de 3 a 4 de la tarde, sólo los Domingos!! ¡¡Y que hay un cartel bien grande en la puerta que lo dice!!
Ramiro: Ya lo oye usted.
Mamá: ¡¡Me da igual que me oiga!!
BBVAHPDTS: Pues me parece un atropello; yo ese día no puedo venir, porque me están limpiando los cristales.
Mamá: ¡Y yo tengo que freír patatas, que soy ama de casa! ¡No te digo!Ande, ande... Marche usted por donde ha venido y deje de proyectar umbra.
BBVAHPDTS: ¡Esto es indigente! ¡Quiero poner una recalcificación!
Mamá: Por supuesto; hable con el presidente de la Comunidad.
BBVAHPDTS: En seguida ¿En qué piso vive?
Mamá: Pues vive en Oslo.
BBVAHPDTS: Muy bien, ¡pues allá que me persono! Ahora mismo me cojo un tren. ¡Adiós, muy buenas!
Mamá: Vaya usted por la sombra.
Ramiro: ...Adiós. Por cierto, ¿Es usted casado?
BBVAHPDTS: Casado no, pero vivo en pareja con un centro comercial.
Ramiro: Vaya... Siempre había querido tener un padre con gente viviendo dentro, ¿sabe usted?
BBVAHPDTS: Lo siento, yo estoy ocupado.
Ramiro: Adiós, no vuelva.

Pistolas

-Buenos días. Desearía una pistola de esas de matar.

-Por supuesto. ¿El caballero la desea para hacer el bien o el mal?

-Hombre, pues es difícil. Pero, simplificando, digamos que la quiero para hacer el mal, porque es para matar a un señor con bigote. Es muy malvado y especula con alimentos, y yo soy un criminal sanguinario y botarate.

-¡Ah!, pues para estos casos tenemos un modelo exclusivo, en que el tiro sale por la culata y el cruel asesino es quien recibe el tiro. Es una campaña para concienciar a la gente de que disparar a las personas está mal. Creo que estaremos de acuerdo en que este es el producto más adecuado para una persona tan vil y mezquina como usted.

-¡Oh, por favor! No sé si merezco este modelo tan especial.

-Usted merece esto y más.

-¡Me ha convencido! Me lo llevo.

-Que usted matemuera bien. Buenos días.

-Igualmente. Buenas tardes.

-Buenas noches.


jueves, junio 15, 2006

Testimonio antiprogresista

-Pues verá usted, desde hace unos días ando algo afectada, porque experimento intensas descargas en casa de mi hijo -donde actualmente vivo-.
>El lunes pasé por detrás del televisor. Sufrí una convulsión, como si me sacurideran, y caí redonda al suelo. No me partí la cadera de milagro. Ayer estaba limpiando la parte trasera de la minicadena y me desmayé por una descarga eléctrica -tampoco me rompí nada, gracias a Dios-, y hoy he despertado en el hospital con quemaduras graves y -esta vez sí- la cadera rota. Sólo recuerdo que mis nietos -¡angelitos!- iban a instalar una lámpara a la toma de la luz que había detrás mío. Lo último que escuché fue: ¡Apártese, abuela!
>Desde siempre me ha gustado la tecnología y el progreso. Se lo juro... pero oiga, sinceramente, a mi edad ¿quiere usted que me acostumbre a esas pamplinas de la electricidad inalámbrica? Yo soy más bien de cables, ¿sabe usted?

miércoles, junio 14, 2006

Futbolismo

En 2065 se declaró al fútbol “disciplina artística”. Se empezó a estudiar futbolismo en las universidades, y era una licenciatura de cinco años muy cara y que no daba trabajo a nadie.
Los antiguos hinchas futboleros, ante el temor de estar disfrutando con algo que se había declarado "cultural" y/o "artístico", arrojaron sus bufandas, pancartas, fanatismo y vandalismo, y se encerraron en casa a leer, pintar, hacer bordado y estudiar música al grito de “¡A por ellos, oe!”.
La sociedad apoyó estas raras aficiones como nuevo medio de analfabetización de masas, y así se alcanzó un nuevo Renacimiento de andar por casa, relleno de un recontrapostmodernismo amarillo y cañí.

domingo, junio 11, 2006

El fatídico día del picor de ojo

Esta es la historia de Vladimiro Kosadevick, un joven de Alcorcón que, por una apuesta de "a ver quién la tiene más larga", se dejó crecer la uña del dedo gordo un poquito más de la cuenta. Cuando su uña llegó a Slovov -un pintoresco pueblo del Norte de Moscú-, recibió el bautismo ortodoxo. A decir verdad, bautizaron a su uña, a él le llegó de rebote. Vladimiro Kosadevick se enteró del bautismo por las fotos que le llegaron a la semana siguiente, y se alegró mucho de poder lucir un nombre ruso.

Vladimiro Kosadevick estaba pluriempleado; mientras en Alcorcón trabajaba en el cajero del Opencor, en Slovov su uña era un reputado leñador. Allí, los amables ciudadanos cuidaban con mucho mimo a la uña de Vladimiro Kosadevick, pero un día que andaban despistados hablando en ruso, se les astilló. Vladimiro Kosadevick no lo podía soportar. Por las noches en la cama, la uña se le enganchaba con los Cárpatos, y no podía pegar ojo. Vladimiro Kosadevick aprendió a vivir con estos pequeños problemas, asumiendo que eran lógicos en una persona con esta peculiaridad.
La uña de Vladimiro Kosadevick crecía imparable, (más para ser la uña de una mano) y en Siberia algunos esquimales ya tenían preparado un gran recibimiento con carteles escritos en perfecto siberiano que rezaban: "Bienvenida, uña".

El día en que cumplió 53 años, Vladimiro Kosadevick notó una presencia por la espalda. Su uña había dado una vuelta completa al planeta. Así la vieron, desde el espacio, unos extraterrestres que se aproximaban para invadir la Tierra. Al ver a este bello planeta con un anillo de bodas de uña, símbolo de su compromiso con otro planeta, dieron media vuelta.
Vladimiro Kosadevick se convirtió así en el salvador del planeta Tierra.

Pero llegó el fatídico día del picor de ojo. Todo fue muy repentino. Vladimiro Kosadevick murió casi sin darse cuenta. Hoy, se puede visitar su tumba en Alcorcón, mientras que en Slovov aún no saben de su muerte y cuidan, pulen, y abrillantan a la uña con ilusión y abrillantador de uñas.

Sucesos

Don Néstor Miguel de Albérguez y Andante, funcionario de las Oficinas del Ministerio de Consumo y Bienestar Ciudadano de la Comarca de Dinares, fue hallado en su casa, sentado en su butaca, con el pecho abierto y el bazo en la mano. Cuando los médicos le interrogaron sobre cómo sucedió todo, él sonrió y contó que se había abierto con un cúter “para decir hola a mis órganos, que ya estaba bien de tenerlos dentro tantos años y no conocerlos”. Añadió que su preferido fue sin duda el bazo (porque le pareció “muy simpático”, mientras que “el colon transverso no parecía muy feliz de verme”), y que en cuanto se recupere volverá a saludar a sus órganos internos, pues la experiencia fue “muy grata y cordial”.



sábado, junio 10, 2006

Asfalto

Jacinto estaba moralmente en contra de la obra que iban a comenzar ese día. Sin embargo, el Gobierno era tajante en su decisión. Era un mal necesario.

La gente salía a la calle a protestar, no concebían que se pudiera destruir una construcción tan bella para poner en su lugar esa otra cosa fea y verde que no habían visto más que en fotografías y cuya utilidad no acababan de comprender.

Jacinto también pensaba así. Cuando llegó al lugar, se estremeció al pensar que él sería uno de los responsables de eliminar una de las más hermosas zonas asfaltadas de la Tierra.


Comenzó la tarea de destruir la Autopista A-Qm5º maldiciendo aquel absurdo “bosque” que pondrían en su lugar.

miércoles, junio 07, 2006

La vaca Ludovica

Casimiro era un joven arquitecto a punto de licenciarse. Todos los días recorría con su coche, el camino que separaba la universidad de su aldea. Era ya verano, y las clases daban a su fin en ese día. Lo tenían todo preparado para salir de excursión, él, y su novia Edelmira. En la baca del coche llevaban, la parrilla, las hamacas, colchoneta, tienda de campaña, camping gas, el típico helicóptero de emergencia, e incluso un boli.

Por otro lado, estaba Ludovica, una joven, pero gran vaca lechera, que ajena a la carrera de arquitectura, pastaba a diario con su cara de bonachona por los prados de esa misma aldea.
Ludovica era una vaca prudente. Incluso en época de vacas flacas, locas, o vacas asesinas, ella no dejaba su labor, y era feliz paseando con mirada austera por el frondoso verde.

Edelmira protestaba:
-Cariño vas muy rápido, no tenemos prisa.
-No vamos rápido mi amor, es la baca que va cargada e inclina mucho el coche en las curvas.
-Insisto en que a pesar de las curvas 130 kmh es demasiada velocidad.
-No te preocupes Edelmira hay que aprovechar el tiempo al máximo

Ludovica, mientras, cambiaba de prado cruzando sigilosa una carretera secundaria llena de curvas y con 80 khm de limite de velocidad.
Dejando paso a un caracol a la altura de la línea continua de una curva, de repente, vio acercarse a demasiada velocidad un opel corsa de color blanco.

El impacto fue estruendoso, Casimiro frenó como pudo, pero con el peso del helicóptero en la baca no pudo impedir el golpe contra Ludovica. Ambas vacas salieron volando..... perdón.... ....ambas bacas salieron vol..... ambas vacas...... bvacas.... vbac....

ACAS.

martes, junio 06, 2006

Gentuza

-Abuelo, ¿Recuerdas cuando la gentuza campaba a sus anchas por el mundo?

-Sí, lo recuerdo. Eran maleducados, ruidosos y no pensaban en los demás. Cometían infracciones, aparcaban en doble fila, escupían al suelo, ponían la música a tope, se colaban en las colas, creían tener la razón en todo, no respetaban la propiedad pública o privada, ni los monumentos históricos, y tiraban la basura fuera del contenedor. Eran engreídos, ignorantes y cobardes. Y si les recriminabas algo, se enfadaban y te insultaban.

-No se cómo la buena gente aguantasteis tantos milenios conviviendo con ellos.

-Tienes razón, cielo. Los que somos buena gente sabemos que aquellos infrahumanos deberían haber vivido desde siempre en otra parte todos juntos, y allá ellos con su manera de vivir incívica y sin normas.

-Sí. Menos mal que ya no están.

-Sí. Bendito sea aquel día en que la buena gente nos hartamos y enterramos vivos a todos aquellos hijos de puta.


Isidro Grillo

    -No lo hagas, puedes acabar agujereada.

    Obedeció inconscientemente y no lo hizo.

    Hasta ese día, Isidra no reparó en aquella vocecilla que le decía claramente lo que tenía que hacer a todas horas. La vocecilla la oía dentro. A veces, Isidra cometía un error y la vocecilla le reñía y le hacía sentirse culpable durante días.

    Aquel día, Isidra se lió una manta a la cabeza y decidió que podía tomar las decisiones ella sola. Isidra comprendió que la vocecilla es una pérdida de tiempo.

    -Si el pensamiento nace en mi cerebro, es estúpido perder milésimas de segundo en explicarle a mi cerebro lo que ha pensado mi cerebro, reformulándolo en el formato que uso para comunicarme con las personas.- pensó Isidra.

    Isidra consiguió librarse de ese lacre un día lluvioso en que hablaba con un señor de barba de alfalfa bajo un ardiente sol, y no volvió a esuchar la vocecilla nunca más. Desde ese momento, actuaba sin oírse a sí misma.

    Años después, Isidra se encontró en una encrucijada y no supo qué camino escoger. Normalmente los pensamientos eran como ráfagas, no necesitaba voces. Pero en ese momento quería una voz amiga, necesitaba a su Isidro Grillo.

    Isidra se sentó a esperar a su Isidro Grillo.

    Siete mil novecientos diecitrés años después (tras la última Transformación de la Realidad Humana), los científicos, habiendo resuelto la mayor parte de los enigmas de la Vida y el Universo, se sorprendieron al hallar el fósil de Isidra sentada esperando y, a escasos metros, el gigantesco fósil de su conciencia avanzando hacia ella con los brazos extendidos, en ademán conciliador.

    A esta dantesca escena la llamaron ´ñ_àmbá0.

Error

rdyp rd im yrcyp ñs ,st fr mpt,sñ rm trsñofsf rñ smpt,sñ rd idyrf wirtofp ñrvypt. sñ mp dsnrt ytsmdvtonot ñp wir swio svpmyrvr- di`pmhp wir vpm rdyp rd digovormyr. shtsfrvofp. ñr fohp ñs `sñsnts vñsbr s `pmrt rm vp,rmystopd: uphityrts

Esto es lo que sucede al transladar las dos manos una tecla hacia la derecha. Al final de todo el texto encontrarás el camino y la palabra clave. Los intrépidos siempre pueden entretenerse.

Los cotillas, tambien.

Vió, Oyó, Tocó

Vió, oyó y tocó. Se decepcionó al saber que, estrictamente hablando, vió visiones, oyó audiciones y nunca nadie le supo decir qué demonios tocó.

Cuatro Milenios

Aparecí sin saber cómo, en el cuarto pino...... allá en el propio quinto de baño del trastero de Perico delgado. El pánico se apoderó de mi por momentos. Era un lugar sombrio y lleno de bicicletas sin sillín. Pero cuando estaba al borde del colapso, apareció ella. Allí estaba con sus pechos a un metro cuarenta y cinco del suelo, el sueño de todo ser humano. La pena que yo era una estanteria policromada en oro de 24 quilates y a decir verdad no presté mayor atención.

Aterrada, comencé a ladrar. Mis ladridos alcanzaron cuatro esquinas, y un precioso ramillete de guardias civiles vestidos de hojarasca, acudieron a mi rescate. Gracias a ellos, puedo contar mi historia hoy convertido en un pupitre nauseabundo para infantes desmembrados de cerebro en un colegio del opus dei.

Amén.

lunes, junio 05, 2006

Moraleja

...estas fueron sus últimas palabras, despues de aquello jamas volvió a beber agua, 73 años mas tarde ahi se encuentra, con un hombro dislocado y problemas de sordera.

El agua es sana.

domingo, junio 04, 2006

En mi espacio Sideral

Bernardo era un tipo rudo. Mediana edad (1,67m), pero plantado sobre la tierra. Su gran duda en la vida, y lo que prácticamente le quitaba el sueño noche tras noche, era algo normal para muchos, pero quizá extraño para otros: ¿Por qué los seres humanos teniamos dos codos?
Así me lo preguntaba con una mirada casi desesperada, sentados en la terraza de una moto de la marca Vespa. El sillín era mullido, pero, ¿por qué no siete codos? En tiempos no muy lejanos ya habia gente que usaba tres o cuatro, pero en la actualidad habia gente que incluso sólo tenía uno o como Bernardo que, harto de tanta miseria, decidió quitarse los dos.
El otro dia tuve que volver a rascarle una oreja y, muy agradecido, me dijo sonriente:

-Tengo unas coderas para tí.
Una sonrisa iluminó mi rostro y, sin pararme a pensar, le respondí:
-Bernardo, ¡Yo te presto orgulloso mis caderas!
Ahora era su cara la iluminada;
-Gracias mil, por fin podré decir eso de: ¡Pies!, ¡¿Para qué os quiero?!

Nos fundimos en un fortísimo abrazo (sobre todo yo) y nos marchamos para casa.
Bernardo salió corriendo con su cadera nueva y, aunque sin abrirse paso a codazos, lo hizo muy a prisa para llegar raudo a casa y estudiar -sin hincar los codos- para su examen del martes.
Le ví alejarse a galope sin tiempo casi para pedirle auxilio, y así fué. Según me levanté, me desparramé por los suelos al carecer en ese momento de caderas, y mis gritos de auxilio fueron absorbidos por el alcantarillado urbano.
Fue desde allí donde contemplé la desgracia. Mis codos aun desnudos de coderas, impactaron en el suelo, haciendo explosionar esta bomba que es el planeta Tierra. Una vez concentrado en el interior, expulsó con una inmensa ira todos los restos por la galaxia.

Aquí me encuentro yo, flotando en el espacio sideral, rodeado de restos arqueológicos, tales como yogurteras, caleidoscopios, o este ordenador personal. Casualmente aparecen volando a mi derecha dos caderas...

...aprovecho para ponerme de pie.

Me duele el zapato. Quiero decir: el zapato.

Jabobo notó una punzada en la espalda. Dentro de la espalda. Un dolor muscular. Nada raro. Jabobo siguió su vida normal.
Jabobo no tardó en experimentar una punzada en la piel de su omóplato derecho. Jabobo pensó que sería una llaga y siguió su vida normal. De hecho, se divertía contando que padecía un dolor extracutáneo. Jabobo siempre fue muy de la guasa.
Dos semanas más tarde, Jabobo experimentó un curioso malestar un palmo detrás suyo. Le pareció absurdo, pero no había duda. Tenía un dolor claramente enfocado un palmo detrás de su omóplato derecho.
El médico le dijo que eran pamplinas, que con una pomada se le pasaría, que se trataba de un dolor extracutáneo, sin ir más lejos. A Jabobo le pareció paradójico el uso de la expresión "sin ir más lejos". Esa noche, Jabobo encontró muy difícil aplicar la pomada un palmo detrás de su omóplato derecho.
Por supuesto, el malestar no remitió. Fue alejándose. Y el malestar llegó al adosado de al lado. Jabobo ,mientras se afeitaba para ir a trabajar, notó cómo le dolía muchísimo la bañera del vecino.
Jabobo acabó acostumbrándose a que le doliera el vecino de la flema, el grifo de la casa de su su madre o el jefe de su cuñado.
Ayer encontré a Jabobo y le pregunté qué tal le iba todo.
Bien. - me dijo - Salvo que me duele levemente el perro.
Me sentí miserable por ir por la vida quejándome de mi aburrido quiste.

El comienzo

FIN.