¡Oye! ¿Cómo va?
Cuando Sinforosa Migueláñez escuchó que las paradas del metro las pronunciaba ella misma, se enfureció y juró solemnemente prender fuego a las instalaciones del transporte suburbano, como justo y equitativo pago por utilizar su voz sin su autorización.
Pero después cambió de opinión, y no lo hizo; optó por demandarlos.
Ya casi tenía Sinforosa Migueláñez el juicio ganado cuando, el día del recital de paradas ante notario, fue atropellada por una cebra en el paso de peatones del juzgado, y perdió las cuerdas vocales. No las encontró, y no tuvo más remedio que ponerse cinco de guitarra y una sexta de banjo. No obstante, sin llegar a ortodoxo, el sonido era aceptable, y podía interpretar piezas clásicas para guitarra española con cierta soltura.
Sinforosa no pudo pronunciar las paradas, pero le salió un "Recuerdos de la Alhambra" arrebatador -con la ayuda de gárgaras supo solucionar el efecto de trémolo-. El público se entusiasmó hasta la médula lacrimal, y las puntuaciones no pudieron ser mejores. Pero el veredicto condenó a nuestra heroína a la silla eléctrica, por hacer perder el tiempo a La Ley, al no poder demostrar la autoría de la voz del metro. En el fatídico momento de la ejecución, en lugar de un grito, a Sinforosa le salió un inolvidable solo eléctrico de Santana. Los presentes, que eran muy fanáticos de Carlos, sintieron un fugaz escalofrío postmicción. Aplaudieron con hervor, y lamentaron haber mandado a la silla a semejante fenómeno. Esa noche no durmieron por la carcoma, pero a la siguiente, sí.
Pero después cambió de opinión, y no lo hizo; optó por demandarlos.
Ya casi tenía Sinforosa Migueláñez el juicio ganado cuando, el día del recital de paradas ante notario, fue atropellada por una cebra en el paso de peatones del juzgado, y perdió las cuerdas vocales. No las encontró, y no tuvo más remedio que ponerse cinco de guitarra y una sexta de banjo. No obstante, sin llegar a ortodoxo, el sonido era aceptable, y podía interpretar piezas clásicas para guitarra española con cierta soltura.
Sinforosa no pudo pronunciar las paradas, pero le salió un "Recuerdos de la Alhambra" arrebatador -con la ayuda de gárgaras supo solucionar el efecto de trémolo-. El público se entusiasmó hasta la médula lacrimal, y las puntuaciones no pudieron ser mejores. Pero el veredicto condenó a nuestra heroína a la silla eléctrica, por hacer perder el tiempo a La Ley, al no poder demostrar la autoría de la voz del metro. En el fatídico momento de la ejecución, en lugar de un grito, a Sinforosa le salió un inolvidable solo eléctrico de Santana. Los presentes, que eran muy fanáticos de Carlos, sintieron un fugaz escalofrío postmicción. Aplaudieron con hervor, y lamentaron haber mandado a la silla a semejante fenómeno. Esa noche no durmieron por la carcoma, pero a la siguiente, sí.
7 Comments:
De lo más hilarante que Gavanido ha mingitado hasta ahora. Jajaja... me parto la banana.
Te amo Gavanido...Te amo como nunca antes un hombre amo a un Gavanido
Tierna, triste, cómica...en tan pocas líneas tanto contenido.
Oye..¿no hubo posteriores investigaciones sobre quién le robo la voz al megáfono del metro?
¿Con el golpe salieron volando hasta la garganta de la mismisima cebra? ¿O le cayeron a algún viandante que abría la boca por un bostezo? ¿O fué la succión de un estornudo?
Soberbio. El título de lo mejor.
Un fan de Santana.
Tendrían que haber dejado que anunciase las paradas de metro con su nueva voz de guitarra y banjo.
Probablemente la ciudad en cuestión se hubiera convertido en un sitio más interesante.
Pocos meses después, la SGAE le requisó la lápida a Sinforosa en concepto de compensación por lucro cesante.
venir hasta aca y leer esto! la verdad Gavanido esto es canela de la Ceylan, (que ya no existe y por tanto mas valiosa) de aqui al Nobel, pasando por el Oscar y el Tony, o sea una orgis homosexual y todo en aras de la musica, y yo me pregunto que haras?
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