jueves, junio 15, 2006

Testimonio antiprogresista

-Pues verá usted, desde hace unos días ando algo afectada, porque experimento intensas descargas en casa de mi hijo -donde actualmente vivo-.
>El lunes pasé por detrás del televisor. Sufrí una convulsión, como si me sacurideran, y caí redonda al suelo. No me partí la cadera de milagro. Ayer estaba limpiando la parte trasera de la minicadena y me desmayé por una descarga eléctrica -tampoco me rompí nada, gracias a Dios-, y hoy he despertado en el hospital con quemaduras graves y -esta vez sí- la cadera rota. Sólo recuerdo que mis nietos -¡angelitos!- iban a instalar una lámpara a la toma de la luz que había detrás mío. Lo último que escuché fue: ¡Apártese, abuela!
>Desde siempre me ha gustado la tecnología y el progreso. Se lo juro... pero oiga, sinceramente, a mi edad ¿quiere usted que me acostumbre a esas pamplinas de la electricidad inalámbrica? Yo soy más bien de cables, ¿sabe usted?