Sordera de B
Benito era ingracioso. Su máxima meta en la vida era arrancar una "risa agradable" a alguno de sus amigos o incluso familiares. En sus 33 años de vida lo había intentado todo: desde libros de chistes hasta cintas de Eugenio, pero jamás logró esbozar ni tan siquiera una sonrisa en cara ajena. Hay que reconocer que lo tenía difícil, ya que Benito era tan solo un abanico. Un día de calor, vino Clarita a abanicarse con él, y lo hizo con tanto ímpetu que se le cayó un brazo al suelo. Desde allí, Benito no dejó de agitarse como un locuelo, dando una ligera y fresca brisa por toda la habitación.
-¡Anda! ¡Qué brisa mas agradable!- gritó Clarita a brazo partido. Como Benito era sordo de "B", le pareció suficiente esa frase para morir en paz, pero entonces Clarita añadió: -Gracias, Benito, por esta brisa agradable-, y Benito murió en guerra, ingracioso y envidiando a Enito.
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-¡Anda! ¡Qué brisa mas agradable!- gritó Clarita a brazo partido. Como Benito era sordo de "B", le pareció suficiente esa frase para morir en paz, pero entonces Clarita añadió: -Gracias, Benito, por esta brisa agradable-, y Benito murió en guerra, ingracioso y envidiando a Enito.
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5 Comments:
Cada vez me gustan mas sus historias...son entretenidas...
Lo invito para que se de una wueltesita por mi blog...
BURRA BURRA Y BURRA!!!
Hola Viviana, gracias por tu comentario. Ya hace tiempo que sigo tu blog y espero que te salga bien el rifirafe con la biblioteca.
Vitrina, me hincha de alegría verte por aquí y, si no fuera porque quedaría raro, te propondría el concubinato solo por el comentario que has hecho.
Palabra de Gavanido, Amen.
-Sin palabras, o bueno si, Apoteosis-
obre enito an olo ubiese ido eliz una ez en a ida, ob, ob, ob, omo loro
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