Grandes fazañas de Don Teodoro de Orines y Vejigo. Capítulo I
¿Armadura túvola? ¡No!, mas sí un pijama de esparto espartano que la envidia era de todo el candado del llano.
Ya en su moza niñez, en el parvulario de caballeros facieron y desfacieron crueles bromas sobre su falta de armadura y su corta estatura (inspiración de poetas de altura).
No obstante, en su madurez, Don Teodoro de Orines y Vejigo recordóse y revengóse. Remangóse, y en el baño de caballeros fuere siempre el primero en desenvainar, moviendo a envidia y mofándose de los caballeros demás, quienes horas gastaban en la muy noble práctica de orinar y, rabiando, con mayor presión orinábanse mientras aquél íbase.
Sobre esta característica (que sin duda fuere la más destacada de Don Teodoro de Orines y Vejigo), un antiguo poema del siglo XI (previo a su nacimiento) dice así:
XXVIII
Acercóse a un pozo un día
pues ardíale la vejiga,
y quejábase del escozor
en el pozo al orinar.
El orín le daba ardor
y escocíale la orina.
Teodoro se quejaba
por la orina que orinaba.
2 Comments:
Permítame expresarle mi gran devoción hacia usted y su relato.(ya tienes comentario, ahora dejame en paz)
No sé de qué me habla usted, srta. Marta, pero gracias. (Con el dinero que te pagué podrías al menos haberte callado la gran bocaza, ¿no?)
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