Quiero un catéter
Lo pidió mil veces, pero en el hospital no estaban para atender caprichos.
-Ni siquiera está usted ingresado. ¿No prefiere una sonda, caballero?
-No. No sería lo mismo.
Al final se puso tan pesado que, entre seis robustos enfermeros, le dieron una paliza. Lo ingresaron y lo sondaron.
-Ni siquiera está usted ingresado. ¿No prefiere una sonda, caballero?
-No. No sería lo mismo.
Al final se puso tan pesado que, entre seis robustos enfermeros, le dieron una paliza. Lo ingresaron y lo sondaron.
11 Comments:
hay caprichos que cuestan caros. algunos cuestan un ojo de la cara, sé de otros que cuestan un riñon... y siempre están los que cuestan una paliza.
es cierto que normalmente uno sale apaleado de los hospitales, a este al menos despues le ingresaron
O sea, que ni siquiera con la paliza consiguió su capricho.
A dónde vamos a llegar.
con la de cateteres que se despilfarran por el mundo y este pobre hombre sin el suyo. ¡ que injusticia!
A mí me pasó algo parecido, pero en el dentista.
Una de mis frases:
- Oye, por pedir...
Creo que a partir de ahora me pensaré más mis peticiones.
No hay nada como pedir las cosas por las buenas
Se feliz
Tenía que haber pedido una sonda. ¿O mejor una radiografía con contraste?
Por cierto, el dibujo me recuerda a un grabado de James Ensor...
Gracias por la observación, Niha, no todo el mundo conoce a Ensor.
¡Así que esa es la manera de poder ingresar feliz y dichoso a un Hospital! Pero, ¿cómo hace uno con uno Público?
Es decir, allí ni apaleado te reciben...
Mejor me tomo mi medicina y corro un rato por el patio.
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