miércoles, noviembre 15, 2006

Rojo

Lósimo Armendáriz era uno de esos hombres que, cuando llegaba a un semáforo en rojo, gustaba de hurgarse la nariz hasta límites insospechosos. Cierto día, a la altura del bar "Lucense", en el Paseo de Zorrilla, topó con uno de sus semáforos favoritos; el de los cincuenta y cuatro segundos. Lósimo se remangó, cogió aire, y se dispuso a introducir su dedo índice en la cavidad nasal. Así lo hizo pero, cuando se quiso dar cuenta, el volante se le había introducido entre la uña y la carne de su frágil dedo y, con él, el resto del vehículo. Cuando quiso echarse atrás, ya era tarde: el coche entero se deslizó entre los pelos de sus fosas nasales, llevándose consigo a Lósimo Armendáriz. Un grito sordo fue lo último que se escuchó por las calles de su ciudad. Cuando el semáforo se puso en verde, nadie arrancó nada.

15 Comments:

Anonymous Anónimo dijo...

Nada mas sexy que ver a un hombre sacándose los moquitos...

11/15/2006 1:21 a. m.  
Blogger Cassiopeia dijo...

estos personajes tan extraños... viven todos dentro tuyo?

11/15/2006 3:54 a. m.  
Blogger Eulalia dijo...

Lósimo era pariente cercano de aquel pintoresco personaje de "Yellow submarine" del cual no recuerdo el nombre, sólo la música.

Pero este es mucho más cañí, dónde va a parar.

Un beso.

11/15/2006 11:01 a. m.  
Blogger Ea! dijo...

Estoy deseando que Lósimo estornude, a ver que pasa...

11/15/2006 12:40 p. m.  
Blogger El Tipo de la Brocha dijo...

Qué curioso. Hoy delante de un paso de cebra con el semáforo en rojo he visto a un tipo buscando petróleo en sus fosas nasales. Y menuda tenacidad la suya.

11/15/2006 6:50 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Estimado Gavánido, ante todo mis más sinceras disculpas por no comentarle nada desde el periodo estival....sencillamente me deja usted sin palabras (y comprarlas me sale por un ojo de la cara, la verdad).
Dicho esto, sólo apuntar que Lósimo debió haber usado el meñique para la maniobra extractora, es menos agresivo...

Un fervoroso saludo.

11/15/2006 7:31 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Esto nos advierte de los peligros de entregarnos al vicio de la explortación nasal...

11/15/2006 9:15 p. m.  
Blogger Gavanido dijo...

Gracias a todos por apoyar a Lósimo. Lo necesita.
Noemi, sin duda no has visto a un señor mayor en calcetines sacándose los moquitos. No tiene desperdicio. Bueno, sí, los mocos en sí lo son.
Cassiopeia, gracias por tu visita, y sólo comentar que no viven todos dentro de mí. Podría ganar un buen dinero con el realquiler, pero a medida que les pierdo afecto, los mando a vivir a Mauricio, puedes conocerlo en:
http://elmonoseeleva.blogspot.com/2006/08/hazme-un-hueco.html
Eulalia: yo, al revés que usted, recuerdo la música y desconozco el nombre personaje. ¿Cree usted que aclararemos algo?
Ea!: la disfunción nariguera de Lósimo es irreversible. Yo pienso que desde ese día sigue aspirando al mundo en una lenta implosión. Ya nos tocará.
Señor de la brocha: es usted hoy el único caballero que escribe, y le felicito. También le felicito por haber visto, no ya un semáforo rojo, un paso de cebra, o un señor hurgándose las nasas, sino por haber visto un automóvil respetando un semáforo. Bravo.
Vitrina: eres la única persona de las aquí presentes que cobra por postear, y ni siquiera lo haces regularmente. A lo mejor yo dejo de pagarte regularmente.
Niha: me gusta la explortación, ese comando de algunos programas que unen explorador e importación, y así nos resulta más sencillo acceder a la importación de lo que deseemos. Pero, francamente, nunca ejecutaría semejante acción sobre una nariz.
Suyo de ustedes,
Gavanido.

11/15/2006 10:31 p. m.  
Blogger Virrey Mendoza dijo...

Heme aquí, Don Gavanido, proveniente de La Hila. Y vive Dios que es usted un señor respetable y respetuoso que supura sapiencia en cada coma y cada letra de sus ya afamados y mordaces postos en este su bloj.
Sin más, decirle que aquello que le paso a Lósimo le sucedio también al tonto de mi pueblo de hace 15 años, conocido por aquel entonces como Paquito "el flautista", pero no fue la nariza, sino la axila.
Saludos y mis respetos.

11/16/2006 5:18 p. m.  
Blogger Zebedeo dijo...

Huy, cuando Lósimo pille un resfriado (en el tiempo de ellos estamos) y estornude me preguntó si primeró expulsará las ruedas, los faros o las puertas. A menos que expulse todo el vehículo entero lo cual le hará sangrar la nariz. Por si acaso en vez de un pañuelo que vaya por la calle con una sábana.

11/16/2006 11:17 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Cuando yo entro en sequía "creativa" lo hago con todas las consecuencias: para mi propia bitácora y para los comentarios en las ajenas; yo no me ando con chiquitas, entre otras cosas, por que es delito y está mal visto, pero que sepa usted, señor Gavanido, que le sigo con fervor y le admiro con envidia deleznable.

Suyo siempre,

J.B

11/17/2006 7:52 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

peor es el que quedo pegado al salpicadero de su coche, obligado a vivir alli para siempre, en un acto similar al del señor Armendáriz, pues tenia unos problemas espantosos con el correo, aunque eso nos pasa un poco a todos

11/17/2006 10:41 a. m.  
Blogger Camilo de Ory dijo...

Yo también vengo de La Hila, señor Gavánido, aunque le aseguro que no conozco nada al Chimp Mario Conde ése de la gomina. Vamos, que ni de vista.
Soy muy de albergar dudas, y por supuesto las albergo sobre su edad de usted, con todos los respetos, que son muchos.
Sepa que envidio su prosa y sus anuncios de google: "La nariz que soñaste: rinoplastia": de hoy no pasa: voy a soñar con una nariz.

11/17/2006 11:41 a. m.  
Blogger Eleuterio Gálvez, el cónsul temerario dijo...

Distinguido Sr. Gavanido:
Cuánta desgracia acarrea el prohibicionismo.
Si hubiese hurgaderos públicos, o bares con áreas separadas para tal efecto, todos podrían ingerir sus sorbetes sin culpa, libremente y sin ansiedades de tan mal pronóstico.
Atentamente,
Eleuterio Gálvez.

11/18/2006 1:29 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Pondré en marcha la ADLHP y de paso me plantearé seriamente si hurgarse una los sesos podría tener la misma suerte ...

1/15/2008 4:46 p. m.  

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