Babuinos (Cuento pornográfico)
Aquella tarde, Gerardino sorprendió a su cuñado masturbándose como un babuino. Le pareció un acto deleznable, sucio y miserable. Pero algo no le cuadraba porque, cuando lo hacía él... ¡era algo sublime!
Gerardino, en sus ratos libres, gustaba de imaginar a los miembros de su familia como rarezas naturales, sin genitales de ninguna clase. Su madre, hermana, tía, prima... tenían todas una plaquita de plástico cual muñeca de Famosa. Con esta técnica, madurada a lo largo de los años, conseguía evitar pensar en situaciones más violentas de la cuenta como, por ejemplo, su varonil y rudo hijastro Ana, fregando platos a lomos de su prima -la delicada y fina Paco-.
Ahora otra vez, pero sin el terrible esfuerzo de leer durante veintiocho segundos
Gerardino, en sus ratos libres, gustaba de imaginar a los miembros de su familia como rarezas naturales, sin genitales de ninguna clase. Su madre, hermana, tía, prima... tenían todas una plaquita de plástico cual muñeca de Famosa. Con esta técnica, madurada a lo largo de los años, conseguía evitar pensar en situaciones más violentas de la cuenta como, por ejemplo, su varonil y rudo hijastro Ana, fregando platos a lomos de su prima -la delicada y fina Paco-.
Ahora otra vez, pero sin el terrible esfuerzo de leer durante veintiocho segundos
7 Comments:
Tú estás peor que yo tío
Eres muy simpáticA :)
Jajajajaja, impactante final, ¿De donde saca usted ese cerebro? ¿Quiere ser mi padre?
Querido Gavanido:
Usté me da miedo.
Suyo afectísimo,
Javi Brasil
La culpa no es de Gavanido, es de Gerardino, la joya de la familia.
Me he debido perder algo.
Siempre me pasa lo mismo.
En fin, no sé si mandarle un beso.
Sí.
Esto.... y de esta historia, ¿¿porque no hay ilustración?? ¿eh?
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