Me llevo una
Algunos individuos no son dados a leer antes de acostarse. Otros, sin embargo, son dados. Éste era el caso de Eulalio Deleznable, quien todos los días al despertarse se desperezaba con un grotesco: ¡Tres! ¡Cuatro! ¡Dos! La vida de Eulalio, alpán y albino de nacimiento pero con algunas manchas, iba siempre rodada. Todos los días quedaba para tomar café con sus compañeros de fatiga: el alfil Eructo y la ficha de parchís Bisagra, a quien le gustaba comerse cinco tostadas del tirón. Nunca se ponían de acuerdo en qué juego jugar; mientras Eulalio prefería los juegos de azar, a Eructo nunca le apetecía, ya que era mucho más frío y calculador y gustaba de analizar con frialdad las consecuencias de sus movimientos, ¡el muy sinvergüenza! Eulalio Deleznable emprendió un negocio para prosperar, y se volvió muy sofisticado, hasta convertirse en un dado de diez caras. Encontró entonces a su amor, otro dado de ocho caras. Siempre rodando juntos, tuvieron cifras de dos dígitos y fueron muy felices, aunque la gente solía reírse de ellos comparándolos con una vaca. A veces, con dos vacas. Con el paso del tiempo, Eulalio y sus amigos, totalmente manoseados por el gentío que jugaba con ellos, acabaron llenos de gérmenes hasta el punto de que el único que sobrevivió a tal contaminación fue Eulalio. Siguió el tratamiento que le puso su médico de cabecera por toda la calle, hasta que lo cogió y pudo tomarlo. Lamentablemente ya era tarde, y los gérmenes habían ya germinado el cuerpo del pobre Eulalio, acabando también con su vida e iniciando en el muerto un bonito huerto de plantígrados y celuloides. Paradójicamente, su vida se llevó al celuloide y fue interpretada por su buen amigo Abel Dardo.
4 Comments:
Nunca me he fiado de los que se dejan manosear por el gentio.
Yo no soy muy dado. ¿Y usted?, ¿cuan dado es?.
Las malas lenguas dicen que la casta de los Dados pertenecía al muy secreto "Club de los Roleros Muertos". Las buenas lenguas dicen "buenos días", "por favor" y "gracias".
Ay, Don Gava, ¡qué tiempos aquellos en los que usted escribía cada dos por tres, seis!
¿Esta usted jubilado y se me va de viaje, a ver museos y exposiciones, al cine los miércoles y al gimnasio el resto del tiempo?
¿Está escribiendo sus memorias?
¿Está de canguro de los nietos, y ahora les cuenta a ellos las historias que nos hurta de su blog?
De seguro don Gava prepara sus memorias, para en su día poder recordarlo todo. Hasta entonces, conformémosnos con lo poco y bueno.
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