Se borrea I
Adentrándonos en el bello país de Alcorcón, a unos quinientos doce mil kilómetros hacia el interior, se halla el pequeño pueblo de Seborrea, de treinta y un habitantes, a dos metros de altura y con una superficie de medio kilómetro.
En Seborrea vivía el señor Demetrio del Polvo, de profesión derrapador. Su bisabuelo fue derrapador. Su abuelo fue derrapador. Pero su padre fue arquitecto, pues salió desviado.
Mientras practicaba sus derrapes, que le encargaba el crisóstomo del pueblo, Demetrio del Polvo tenía mucho tiempo para pensar en su casa, en sus cosas, y para pesarse los cabellos con aire enseñador, esto es, como un profesor.
Su nariz se estaba tornando fláccida, y ya le alcanzaba por el juanete. Las mejillas se quedaron en su casa, y el pelo se lo dejó en la Guerra de Seborrea del noventa y siete, la mal llamada "seboguerra". Sí, Demetrio del Polvo estaba envejeciendo. Pero Demetrio del Polvo era un ser de raras costumbres, y detestaba terriblemente envejecer. Todos los días buscaba entre derrapes la fuente de la juventud, pero sólo encontró la fuente del pueblo, donde acudían a beber las parejas de abejas. Una noche le picaron, y esto le dió una estrambótica pero gran idea, pues de rapes se alimentaba el señor Don Demetrio del Polvo.
En Seborrea vivía el señor Demetrio del Polvo, de profesión derrapador. Su bisabuelo fue derrapador. Su abuelo fue derrapador. Pero su padre fue arquitecto, pues salió desviado.
Mientras practicaba sus derrapes, que le encargaba el crisóstomo del pueblo, Demetrio del Polvo tenía mucho tiempo para pensar en su casa, en sus cosas, y para pesarse los cabellos con aire enseñador, esto es, como un profesor.
Su nariz se estaba tornando fláccida, y ya le alcanzaba por el juanete. Las mejillas se quedaron en su casa, y el pelo se lo dejó en la Guerra de Seborrea del noventa y siete, la mal llamada "seboguerra". Sí, Demetrio del Polvo estaba envejeciendo. Pero Demetrio del Polvo era un ser de raras costumbres, y detestaba terriblemente envejecer. Todos los días buscaba entre derrapes la fuente de la juventud, pero sólo encontró la fuente del pueblo, donde acudían a beber las parejas de abejas. Una noche le picaron, y esto le dió una estrambótica pero gran idea, pues de rapes se alimentaba el señor Don Demetrio del Polvo.
13 Comments:
No solamente seborreaba, sino que a veces, incluso segritaba como un descosido. Vamos, como los de su pantalón.
Una hemorragia de satisfacción ser el primer comentario de tan derrapante post.
Alpargatas y chancletas.
Pero qué mal, mal van polvo y seborrea juntos, puag :)
Para la seborrea, le recomendaría unas pastillas. Se las puede tomar por vía oral, por vía rectal o por vía láctea.
También sirven para las picaduras de abeja, y para las de rape. E incluso para solucionar la flaccidez de la nariz. Tómese dos azules de éstas y verá qué erecta le queda, espero que Juanete la disfrute.
Diecen los expertos que los dientes del rape vienen a ser venenosos, así que espero que Demetrio los escupiera o apartara en el plato.
La seboguerra, además de sangrienta, fue grasienta, como los bocatas de rape a la romana que sirven en la Plaza Mayor. De Roma, claro.
¿Se tuvo que mudar de casa porque no le cabía la idea?
En mis andaduras por Alcorcón no habia tomado conciencia de que fuese tan grande, yo lo veia mas bien como un pañuelo, porque siempre que uno sale a la calle se encuentra algun conocido... bueno la susodicha meseta de seborrea queda cerquita de mi barrio, y es un gusto ver trabajar por alli a los derrapadores, mañana cuando pase por alli les saludare de su parte que de seguro se sienten orgullosos de haber salido en su blog.
"Treinta y un almas" rezaría el cartel de la entrada. Otro número azaroso con el que completar este extravagante relato, supongo
Necesito saber esa brillante idea, porque a mí también se me está tornando fláccida. La nariz. Corra don Demetrio!!!!!
El señor Demetrio del Polvo por casualidad no sería familia de los ácaros de toda la vida, a ellos tambié n les jode envejecer.
Un sebosaludo y que derrapen bien.
¿Podría usted hacerme el favor de hablarle a este señor de una servidora?
Le puede decir que preparo el mejor rape de la zona de 12.000 kilómetros al interior (de alguna parte)
¡Y que me hace tanta ilusión ser la Sra. De Polvo que estaría dispuesta a pasar por alto su flácida nariz!
Gracias de antemano por su colaboración.
Que cabrón, el padre, me refiero
Se feliz
De caspa le viene al galgo. Por eso su padre era arquitecto, para poder pagar el rape, a como está.
(Yo una vez derrapé en Alcorcón, no vea qué susto)
Que tendrán las abejas que siempre aparecen cuando más se las espera...
Mi tio Longino se alimentaba de mero, y se ganaba la vida de palmero, claro está.
Un balazo, insisto.
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