Dicha dicha
Sátrapo era terriblemente desgraciado. Es por ello que, cada vez que se arrojaba a la vía del tren y era salvajemente arrollado por éste en aquélla, notaba cierta mejoría en su desgracia. Viendo esto, adquirió el hábito de hacerlo a diario hasta que se sintió dichoso. Para alcanzar dicha dicha, fue arrollado hasta noventa y siete veces.
9 Comments:
Bueno bueno, menos mal que no pensó arrojarse al mar, porque Sátrapo no nada nada.
Ya vale, Sr. Gavanido: ésta sí que no me la creo.
Un saludo.
Cualquier médico forense podrá confirmar que a partir de la quinta vez, más que arrojarse, se derramó.
Docto Gavánido:
No me diga más, seguro que se tiraba en las cercanías del Baix Llobregat, y así añadir mas incertidumbre a los ya de por si poco creíbles horarios.
No obstante, advierta a Sátrapo que no se confunda, se arroje a un socavón y lo utilicen como relleno.
Tengo una duda, amado Gavanido:
¿Sátrapo era de natural iconoclasta y de carácter arrebatado? Sin ese dato no puedo procesar la historia.
Suyo siempre
Javi Brasil
Anda pues yo pensaba que cuando te suicidabas (para aumentar tu dicha, o al menos, disminuir tu desdicha) no podias repetir si te gustaba.
Quizas lo prueve ahora, de hecho me voy al metro... ciao.
p.d. ya les contare.
Mi muy estimado Sr. Gavanido:
¿volverá usted estas navidades a deleitarnos con un gnomo bailarín felicitador o similar?, lo espero con cierta ansia.
Pues eso.
Yo quiero una dicha dichosa como la de Sátrapo. No hay otras fórmulas¿ La del tren me resulta aburrida...
Ahora entiendo cuando en la mili nos ordenaban:
"Fusilar reiteradamente"
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