jueves, diciembre 20, 2007

¡Llaman a la puerta! ¡Celi, ve!

Perugino de Alcanfor, satisfecho, de treinta y quince años y de intereses sus labores, decidió voluntariamente abrazar el celibato. Tras dos meses, no sólo abrazó el celibato, sino que se frotó con él al grito de: ¡Te gusta, ¿eh?!

7 Comments:

Anonymous Anónimo dijo...

Me cuesta creer que Perugino oliendo a alcanfor se sintiera satisfecho. Lo que sí me creo es que Celibato gozara y gritara con los magreos de Perugino, aún con el pestazo de alcanfor, ya se sabe, los curas tienen en su fondo de armario mucho alcanfor.

12/20/2007 4:18 p. m.  
Blogger humo dijo...

Pero, ¿el celibato consentía, o no?

12/20/2007 6:50 p. m.  
Blogger Luigi dijo...

Pobre celibato, que violación mas sucia y postrera.

No imagino peor pesadilla que ser violado mediante furibundas frotaciones.

12/20/2007 8:19 p. m.  
Blogger A. Furió dijo...

Maaaama, alcanforame el ratón que le quiero dejar un comment a Gavanido.

Salados.

12/20/2007 11:37 p. m.  
Blogger asw dijo...

Después de veintidoce semanas leyendo su bitácora sólo los veintinueves de febrero, considero tronchantemente reprobable el nivel de soez deleite que alcanzan las historias alcanforadas. Cuando el río suena, es que se ahoga un músico y su instrumento no es de viento.

Sinforoso Su Seguro Servidor (ahora también "esecubo" en supositorios) le pide me ponga a los pies de su señora, que conoce a un callista muy habilidoso con los juanetes.

12/21/2007 8:56 a. m.  
Blogger Gavanido dijo...

Caballeros, soy Gavanido en persona. Acudo a contestarles cual niño mal criado.

Liuva:
Confieso que, dada mi adicción a ser confesado los días impares, conozco a cientos de sacerdotes, y es cierto; tienen mucho alcanfor. Algunos hasta tienen fábricas en Sudáfrica (Sufábricas) donde producen en masa alcanfor de la estepa para su uso personal con rollos de vino. Pero qué le voy a contar a usted que no sepa.
Los días pares delinco.

Humo:
Usted ahí: al detalle escabroso, a la puntilla morbosa. Pues le diré lo que quiere oír: el celibato no consentía pero era parte del juego, de vez en cuando le dirigía una mirada cómplice a Perugino. Si no recuerdo mal, usted hacía algo parecido en el pasillo.

Luigi:
Recuerde que se frotaba "con" y no "contra". Recuerde la preposición. ¡Siempre la preposición!
Me inclino desde usted.

A. Furió:
Caballero; ¡qué cosas le pide a una madre! Creo que deja a Edipo como un pelele. Haga el favor de comprar usted los botes de alcanfor que estoy pensando en hacerme infinito.
Espero que le vaya bien en la estación de esquí desde la que nos escribe.

Alfonso:
Es usted un pesimista. Cuando el río suena, es porque ha aprendido a tocar la flauta dulce, como sus aguas. ¿De qué señora habla? ¡Lula, vuelva!


Me despido hasta el día de Nochebuena, donde les felicitaré con una sorpresa sorprendente, así que no esperen nada o no serán sorprendidos.
Quedan contra aviso.

12/21/2007 3:51 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Zelibato era asaz procaz, voraz y salaz, como bien sabe usté ya que compartió con él largas horas de castañas asadas, asadas al hogar del hogar del jubilado de Alcorcon, hermosa localidad, crisol de cultura y encrucijada de caminos.

Javi Brasil.

12/22/2007 2:25 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home