Náuseas
En el horrendo pueblo de Raquetón de la Chilaba, vivía el Señor Nauseabundo. Sus paisanos lo conocían con el despectivo nombre de Agradable, lo cual enfurecía a Nauseabundo. Nauseabundo vivía rodeado de esparadrapos, hasta el punto de que él mismo se convirtió en algo parecido a un esparadrapo, y ésto le permitía ser usado para cubrir algodones y tapar heridas. Las mujeres del pueblo procuraban no hacerse daño, pues saldrían heridas, y no les apetecía que las llevaran al hospital y las cubrieran con Nauseabundo. Nauseabundo, por su parte, tendía trampas para malherir a las jovenzuelas cuando iban a por agua o a segar el trigo. Un día, Nauseabundo se quedó pegado al techo y ya nunca más se supo de él, pues sólo producía un chillido rasposo que nadie oía excepto los perros, y tampoco nadie le vió, porque en Raquetón de la Chilaba todos eran pobres y andaban constantemente mirando al suelo, con la esperanza de encontrar alguna aceituna que vender.
11 Comments:
Lo mejor de los esparadrapos son esas cosquillicas que te hacen cuando te los arrancass de la piel, sobre todo en zonas especialmente pilosas
Claro que si el pus los había invadido, se suaviza mucho el tirón
Qué agradable les parecería a las mozas la cubierta de don Nauseabundo, pegado á bunda dellas.
La versión que usted cuenta aquí fue debidamente desautorizada por la familia de Nauseabundo, ya que han presentado pruebas de que los chillidos del techo se deben a una camada de gatillos encasquillados en la trama de la escayola. Nauseabundo aceptó un contrato con una televisión y anda por ahí, tan feliz.
Un tipo, casi tan viejo como usted, me dijo que usted era una especie de Boris Vian con bigote. El tipo era muy raro, porque yo no se si Vian llevaba bigote. Ni se si lo lleva usted.
El caso es que me dijo que no me olvidara de decirle, lo más textual que pudiera
"Se feliz. Z"
Y yo no me he olvidado.
Mis respetos más efusivos
De todas las historias que ha contado, señor Gavanido, ésta es la que me ha parecido la más nauseabunda de todas. Nauseabunda, que no agradable.
Nauseabundos saludos para usted, señor Gavanido
Está bien, ustedes se lo han buscado. Paso a responderles:
Celebrador:
Celebro que disfrute con los esparadrapos. No hay nada como quitarse un esparadrapo que lleva cinco días pegado a una pústula en proceso de secado. ¡Qué placer! ¿No cree, Celebrador?
E.G.E.C.T:
No lo sabe usted bien. Así que, por favor, siga estudiando y mañana se lo vuelvo a preguntar pero de otra manera.
¡Espabile, o le veré en setiembre!
Humo:
¡Qué desvergüenza! ¿Acaso entro yo a su blog de amistad y amor a cambiarle los finales? ¿No? Pues me tomaré la licencia de hacerlo, aunque me ponga nefrítico en el proceso.
Joseph cartaphilus:
Sus palabras me llenan. No le voy a decir de qué, pero lo cierto es que sus letras me sobresalen por las orejas. Le informo de que yo no soy viejo, tan solo lo parezco, y de que mi bigote es postizo, pero jamás lo he usado
Espero verle en Exopotamia para tomar café con nuestro colega Dudu. Eso es.
Lightkeeper:
Oiga, pues bien que me alegro. ¿Es su cumpleaños? Lo digo por su foto del merengue con la velita.
Y ahora, ¡adiós!
Con tal concurrencia de ocurrencias me extraña que su blog no esté más concurrido, aunque quizá con el nivel de los comentaristas y las respuestas que suscitan quizá a más de uno el miedo excita y con ello extinga las ganas de comentar, que no de otras cosas, pero como yo soy muy atrevida no me asusto y le espeto, esputo o escupo, como prefiera, aquí mi comentario:
Su ocurrencia me fascina! Enhorabuena!
Una IA que trate de emular a la inteligencia (pfff) humana no estará lo suficientemente preparada hasta que consiga entender (o creer que entiende) un relato de Gavanido.
Siento haber llegado tarde. También estaba mirando al suelo buscando alguna aceituna, que se acercan las navidades.
Oh! que gran descubrimiento don gavanido, le felicito y me felicito por semejante dicha!
Un saludo.
qué bueno, Gavanido.
De las cubriciones de Don Nauseabundo con las mozas del pueblo, ¿nacieron las Tiritas?
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