Humildad
En esta época de despilfarro, les contaré la triste historia de Hamburgo Rodín:
En lugar de ahorrar para vivir, Hamburgo malgastó toda su fortuna en comer y dormir bajo techo, pagar recibos y contribuir a Hacienda. A pesar de semejante derroche, tampoco le había gustado nunca el despilfarro y la ostentación.
Por eso, el día de su propio cumpleaños se compró unas zapatillas de andar por casa, y efectivamente, con ellas anduvo.
En lugar de ahorrar para vivir, Hamburgo malgastó toda su fortuna en comer y dormir bajo techo, pagar recibos y contribuir a Hacienda. A pesar de semejante derroche, tampoco le había gustado nunca el despilfarro y la ostentación.
Por eso, el día de su propio cumpleaños se compró unas zapatillas de andar por casa, y efectivamente, con ellas anduvo.
10 Comments:
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
No crea que Míster Rodín no albergaba intenciones ocultas.
En el albergue que regentaba se servían unas deliciosas hamburguesas de las que se nutrían intenciones, las raras veces que salían de sus escondrijos. Es éste el motivo por el que dilapidó su fortuna en comer y otras cosas, en lugar de adquirir una depiladora lívida de vellón.
Corríjame sí me equívoco.
(Me equivoqué y republiqué)
El señor H. Rodín (léase Rodén o Rodán, según el sitio) nació personalmente el día de su cumpleaños y por ese motivo se volvió loco. No hacía más que cantar como un loco por los parques y jardines:
Quiero entrar en tu garito con zapatillas,
que no me miren mal al pasar,
estoy cansado de siempre lo mismo,
la misma historia y quiero cambiar,
me da pena tanta tontería,
quiero un poquito de normalidad,
pero a ver, mírame, y dime tronco,
no veo ni un sitio y no puedo aparcar.
Menos mal que Hacienda somos todos, que ni no…
Yo también despilfarro en demasía, pregunte por mi en Hacienda, en la Seguridad Social, o incluso a mis amigos, el gestor, el abogado y el asesor y se lo dirán.
Si todavía vive el Señor Rodín, me gustaría saber su dirección, de ese modo andaría hasta su hogar para intercambiar opinones y zapatillas de andar por casa.
Ahora le ha dado a usted por el realismo doméstico.
Le tenemos muy consentido.
No sé que va a pasar con usted ni con nosotros: escribe usted lo que le da la gana, y eso nos desconcierta, aunque disimulemos.
Estoy pensando si no será lo mejor mandarle a usted a un internado.
De señoritas.
Como Jefe de Estudios, a lo mejor.
Conocí una vez a un tipo en un bar, que en su afán despilfarrador, había eliminado de su vida el concepto de "zapatillas de andar por casa" y lo había sustituido por "zapatillas de andar por el dormitorio de el fondo, el pequeño", "Zapatillas de andar por el cuarto de baño", "zapatillas de andar por la cocina, domingos y festivos" y asi, ad infinitum.
Una vergüenza, Señor Gavanido, una vergüenza.
jajaja curioso el personaje este!
Menos mal que está usted alerta don Gavanido , que persigue y delata a impostores de la talla de este individuo…¿ En qué cabeza cabe semejante comportamiento? Anda que ocurrirse a ser normal es… ¡imperdonable!!!! Algo me dice que encima tuvo el descaro de dejar por herencia sus zapatillas de andar aunque usted con la sensibilidad que le caracteriza fuera incapaz de seguir contando horrores. Desde luego había que fusilar a todo aquel que peca de normalidad, de felicidad, de fidelidad y honradez y tantos y tantos pecados capitales…
Qué mal ejemplo para la juventud, estos manirrotas! Esta senectud se nos está subiendo a las barbas (lampiñas)!
Le está bien empleado, por malgastar su fortuna en comer y dormir, comer engorda y el que mucho duerme poco vive. Y encima se permite el lujo de pagar recibos e impuestos. Y ya, para colmo se compra unas zapatillas. Así no se puede ir por la vida.
¡Lo que hay que ver y leer!
Un abrazo.
Publicar un comentario
<< Home