domingo, febrero 25, 2007

¡¿Qué asgo?! ¡Ásgame el astil! Moco

Mancuerno se sacó un moco, con tan mala suerte que lo necesitaba para vivir. No se dió cuenta, y murió moco en mano.
Moco en mano y Mancuerno fueron enterrados el mismo día.

martes, febrero 20, 2007

Se borrea III

Un día, la lozana molinera juró ver cómo su vaca Ludovica empezó a menguar muy despacio y a volverse neonata, esperando ella un queso de Burgos.
Los habitantes del pueblo de Seborrea confirmaron con este último caso que lo habían conseguido, y habían girado el tiempo. Todos los vecinos del pueblo eran del polvo como Demetrio, y gracias a él, volverían al polvo de nuevo para felicidad de Mancuerdo, el salido del pueblo -vivía un metro por fuera de Seborrea-. Sin embargo, a pesar de que el tiempo iba hacia atrás, cada vez más deprisa, ellos no rejuvenecían, aunque eso sí, seguían haciendo una vida completamente anormal.
Los habitantes de Seborrea siguen yendo hacia atrás, y ya van por las guerras Carlistas. Los pronósticos dicen que, para el dos mil catorce, desde Seborrea se podrá observar la Creación en vivo. Demetrio del Polvo y doce más, acuden a diario, religiosamente, a la iglesia y, dirigiéndose al crucifijo, le dicen: "Ve ensayando, que te ha de salir como la primera vez".

*** PRÓLOGO ***

jueves, febrero 15, 2007

Se borrea II

Demetrio del Polvo creyó encontrar una solución, y comenzó a realizar sus rutinas diarias al revés. Empezaba a comer con su yogur de pera, luego el pescado a la trucha y, finalmente, el consomé con soma. Después de todo esto, se sentaba a la mesa para comer. Refinó esta técnica, y logró que las cosas de comer de la mesa le sentaran bien antes de comer o de estar bien sentado a la mesa.
También empezaba al revés sus días laborales -a los cuales llamaba "selarobal saíd"-, volviendo a casa a descansar y después trabajando. Trabajaba al revés, acabando sus derrapes primero y empezándolos después. Cuando ya había deshecho todos sus quehaceres, entraba a trabajar.
Cuando hacía ejercicio, se duchaba primero, llegaba cansado después, y precalentaba al final.
Se despertaba antes de acostarse. Soñaba antes de dormirse.
Empezó a hilar más fino. Primero espiraba y después inspiraba. Lograba orinar al revés, sacudiéndosela al principio. La vida de Demetrio del Polvo estaba definitivamente invertida -en hacerlo todo al revés-.
El señor Demetrio del Polvo nunca se había sentido mejor. Habló, empezando por el final, con sus treinta vecinos, y los empezó a convencer de que debían actuar como él. Pasaron dos meses, o quizá no. Una tarde vieron llover, y comprobaron con asombro que la lluvia iba de abajo para arriba. Esto era de esperar, y nadie se sorprendió.
Pasó el tiempo, o quizá no, y el sol empezó a ponerse por el lado opuesto.

domingo, febrero 11, 2007

Se borrea I

Adentrándonos en el bello país de Alcorcón, a unos quinientos doce mil kilómetros hacia el interior, se halla el pequeño pueblo de Seborrea, de treinta y un habitantes, a dos metros de altura y con una superficie de medio kilómetro.
En Seborrea vivía el señor Demetrio del Polvo, de profesión derrapador. Su bisabuelo fue derrapador. Su abuelo fue derrapador. Pero su padre fue arquitecto, pues salió desviado.
Mientras practicaba sus derrapes, que le encargaba el crisóstomo del pueblo, Demetrio del Polvo tenía mucho tiempo para pensar en su casa, en sus cosas, y para pesarse los cabellos con aire enseñador, esto es, como un profesor.
Su nariz se estaba tornando fláccida, y ya le alcanzaba por el juanete. Las mejillas se quedaron en su casa, y el pelo se lo dejó en la Guerra de Seborrea del noventa y siete, la mal llamada "seboguerra". Sí, Demetrio del Polvo estaba envejeciendo. Pero Demetrio del Polvo era un ser de raras costumbres, y detestaba terriblemente envejecer. Todos los días buscaba entre derrapes la fuente de la juventud, pero sólo encontró la fuente del pueblo, donde acudían a beber las parejas de abejas. Una noche le picaron, y esto le dió una estrambótica pero gran idea, pues de rapes se alimentaba el señor Don Demetrio del Polvo.

lunes, febrero 05, 2007

La historia de Escandalio, o la vulgarmente conocida: "Líbranos del pan, sartén"

Cuando Escandalio contaba siete años, regañaba a su padre por el vicio de fumar, y éste se defendía así: "Hijo mío, en esta vida nada sienta mal si se hace con equilibrio".
Por eso, cuando Escandalio cayó en el vicio de pegarse tiros en la boca, aprendió a no caerse para tener así equilibrio. Pronto comprendió que su padre no se refería a no caerse, sino a hacerlo poco y con conocimiento, y fue entonces cuando empezó a regular el hábito.
Actualmente, Escandalio lo lleva muy bien, y sus seis tiros al día que no se los quite nadie, oiga. Es poco, pero los médicos le aseguran que no llegará a la próxima historieta. Él les contesta con exabruptos y mangas cortadas: "Qué sabrán ustedes; me los pego con equilibrio".

jueves, febrero 01, 2007

Las nieves del Apócrifo

A Irisinda Flambeada le dio por ponerse a llorar de alegría un miércoles de invierno en el que hacía un frío aterrador. Por este pequeño desliz, Irisinda acabó cubierta de nieve. Se puede decir que se nevó enterita. Era una situación muy fría, pues bajo la nieve, Irisinda terminó aislada con Apócrifo, un señor desconocido y de mediana edad que practicaba el nudismo. Mientras Apócrifo hacía nudos y ataba cabos para saber cómo diantres había llegado allí, Irisinda comenzó a temblar como un flan de huevo por culpa del frío y de los cabos de Apócrifo. Tanto tembló Irisinda, que pronto sus pies comenzaron a horadar la superficie terrestre, haciendo un pequeño agujero que al instante se convirtió en túnel, y más tarde en caverna. Juntos, Irisinda y Apócrifo comenzaron a adentrarse en las profundidades del planeta. En su ameno viaje conocieron un sinfín de nuevas especies. Entre ellas estaba el Traposaurio, famoso por su limpieza, o el hombre de Paletón, famoso por nada.
Pasaron los años, y la relación entre Irisinda y Apócrifo creció tanto como el agujero que excavaban. En octubre de ese mismo año salieron por la parte de abajo de la Tierra, a una velocidad de vértigo por hora, colisionando contra La Nada a escasos kilómetros del Sol. Fue en éste lugar donde, calentitos, se fundieron en un largo beso, y se fundieron.